San Clemente y la Iglesia de San Juan y San Pablo

San Clemente
El complejo arqueológico de San Clemente es el principal ejemplo de cómo Roma esté realizada en capas arqueológicas de varias épocas. La primitiva basílica de San Clemente, hoy subterránea, surgió durante la segunda mitad del IV siglo en el contexto de una casa romana (domus) del III siglo, y la casa surge, a su vez, sobre un edificio precedente. Este último está separado por un estrecho pasaje de apenas 80 centímetros de ancho de una ínsula donde, en el III siglo, surgió un Mitreo. En las varias superposiciones presentes en los subterráneos de San Clemente se pueden observar también restos del antiguo torrente Clivus Labicanus, que alimentaba el lago de Nerón, hoy ocupado por el Coliseo.

Iglesia de San Giovanni e Paolo
Las Casas Romanas en el Celio representan un estupendo ejemplo de documentación de una solución arquitectónica original de tres casa romanas del siglo II DC transformadas durante la primera mitad del siglo III en un edificio con pórticos y bodega al nivel de la calle. Durante el siglo IV DC, el edificio se transformó en casa residencial y a este periodo pertenecen las maravillosas decoraciones conservadas. La última transformación data del mismo siglo, cuando, a causa del martirio de San Juan y San Pablo, así como Crispo, Crispiniano y Benedetta, fue realizada la "CONFESSIO", un nicho rectangular con replano realzado decorado con pinturas de temas cristianos. Se llega al final al siglo V DC, fecha en la que fue construida la maravillosa basílica. Las casas romanas son un ejemplo casi único en Roma de conservación de pinturas, que las hacen única en su género. Un museo moderno al interior conserva vasijas, ánforas y material precioso, descubierto durante las excavaciones.